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Este periodo tan largo de confinamiento que nos está tocando vivir en nuestro día a día por el maldito “coronavirus”, me está sirviendo para reflexionar acerca de la funcionalidad de los entrenamientos que hoy son conocidos como “funcionales”.

Continuamente estoy viendo en las redes sociales gente (profesionales de la actividad física y el deporte y quienes no lo son también), que anuncian en sus perfiles sesiones en directo a de entrenamiento funcional, o, simplemente que se graban ellos mismos y cuelgan su entrenamiento para que sus seguidores lo hagan en sus casas. ¿Es eso funcional? Realmente pienso que si eso es así, es porque no tienen claro el objetivo a conseguir con entrenamientos de este tipo.

Entrenar de forma funcional, no es solo entrenar con bosus, TRX, gomas elásticas… ni hacer burpees, clean and jerk, pistols…., a esto lo podemos llamar entrenar pero no ponerle el apellido funcional si no se hacen teniendo en cuenta las necesidades individuales de cada persona de su día a día. ¿Es hacer fondos de pino funcional? Pues depende para quien, pero para la mayoría de las personas no lo es ya que el mayor tiempo lo pasamos sobre nuestros pies y no sobre las manos. Con ello, no es mi intención criticar dicho ejercicio, de hecho, es uno de los más comunes en mis sesiones de entrenamiento de alta intensidad junto con otros movimientos para logar un consumo calórico alto post entrenamiento debido al EPOC (exceso de consumo de oxígeno pos ejercicio) por su condición de ejercicio global o multiarticular, pero no por ello funcional para mí.

Entrenar funcional, bajo mi humilde opinión y los conocimientos adquiridos durante mis estudios y experiencias, es reproducir en los ejercicios (con y sin material) llevados a cabo en el entrenamiento, movimientos y gestos de la vida cotidiana de una persona o aquellos que le vengan bien para evitar lesiones, sobrecargas, descompensaciones musculares y dolores debido a su actividad diaria. Dicho esto, no es lo mismo buscar funcionalidad para un sujeto que trabaja en un banco y pasa la mayor parte del día sentado delante de un ordenador, que para un celador de hospital , una enfermera o un camarero, ya que sus actividades diarias son totalmente diferentes.

Teniendo claro los propósitos del tan mediático tipo de entrenamiento, lo primero que se nos tiene que venir a la mente antes de planificar una sesión o programa de entrenamiento, es estudiar la funcionalidad de nuestro cuerpo, es decir, conocer su maquinaria (principalmente músculos, articulaciones y sistema cardiorrespiratorio) y para que está preparada. De aquí, la importancia de recibir una formación cualificada en actividad física y deporte como la que se imparte en el grado superior de TSEAS o TAF de INSTEDE. ¿Qué movimientos son los más comunes en el día a día de una persona?, esta es otra pregunta a la cual tendremos que encontrar respuesta analizando por ejemplo la profesión de un sujeto. ¿Coge peso? ¿Carga maletas? ¿Se agacha mucho? ¿Pasa mucho tiempo sentado o de pie? ¿Está quieto o en movimiento continuamente? ¿Se tiene que subir a una escalera? ¿Sube y baja escaleras? ¿Tiene que hacer movimientos rápidos? ¿Forma de desplazamiento en el trabajo? Analizando las respuestas a este tipo de cuestiones observamos que todas ellas pueden ser reproducidas a través del entrenamiento: acciones de empuje, ejercicios de tracción, equilibrio, desplazamientos multidireccionales…. Lo que vengo a decir con esto es que la funcionalidad o no de un ejercicio, la va a marca el contexto para el cual esté destinado, y no si un ejercicio es multiarticular o analítico o si es de alta intensidad o no, ya que por ejemplo un peso muerto puede ser muy funcional para un albañil que continuamente está cargando sacos de escombro levantando estos desde el suelo y no para un camarero y un trabajo isométrico de bíceps aguantando un disco con la palma de la mano casi a la altura del hombro es funcional para elcamarero y no para el albañil.

A continuación a modo de ejemplo y para entendernos voy a nombrar unos ejercicios funcionales y la transferencia a una actuación de emergencia laboral para un bombero: 

Con estas imágenes lo que pretendo transmitir, es que el entrenamiento funcional tiene que ser un método entre otros que conocemos, es decir, que no todo tiene que ser funcional en el entrenamiento de un bombero, si no que debe ser un complemento y un apoyo a modo a modo de prevención para hacer más eficientes y eficaces los esfuerzos de su actividad laboral.

A modo de conclusión podemos decir que:

– No es más funcional un ejercicio por ser más inestable que otro más estable.
– No es funcional todo lo que se hace con material que se vende como funcional.
– No siempre es funcional un entrenamiento que moviliza grandes grupos musculares a la vez.
– Para ser funcional no tiene que por qué ser siempre realizado a alta intensidad ni manejando grandes cargas de peso.

Hoy en día, hacer un entrenamiento parece una labor muy sencilla debido a toda la información que nos aportan desde internet y a toda la tecnología y materiales a la cual tenemos acceso: aplicaciones móviles, smart watches… pero, lo más difícil es seleccionar la información buena y aplicarla con sentido.Podría extenderme más, pero tan solo pretendía con mis palabras, iniciar una reflexión entre mis compañeros, profesores y gente de nuestro sector acerca del entrenamiento funcional del que tanta publicidad existe hoy en día.

Podría extenderme más, pero tan solo pretendía con mis palabras, iniciar una reflexión entre mis compañeros, profesores y gente de nuestro sector acerca del entrenamiento funcional del que tanta publicidad existe hoy en día.

Si realmente queremos que se valore nuestra formación y nuestra profesión, el papel que tenemos que jugar , no es solo vendernos bien en las redes sociales a través de una presencia física buena para conseguir más seguidores , sino que tiene que ser tener una formación constante y actualizada para orientar nuestros entrenamientos en base a conseguir un
objetivo. Recordad siempre que trabajamos con personas con necesidades diferentes y que lo que es bueno para uno no tiene que ser bueno para otro.

 Yo como profesor de la asignatura de Metodología de la enseñanza de actividades físicodeportivas del TSEAS en INSTEDE, repito continuamente a mis alumn@s que si no sé cuál es la meta, es imposible saber los caminos para llegar ella (simulando los caminos con los distintos métodos de entrenamiento que existen), pero claro, también puedo saber la meta y nunca llegar por no saber elegir el cómo ni el cuándo llegar o, simplemente como pasa en muchos casos, porque nos limitamos a copiar y recetar lo que hace el resto.

Sergio Solís Marcelo
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte
Director Académico de Instede FP

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